Es impresionante lo que un buen docente puede hacer con un alumno. Te da técnicas, métodos, motivación, objetivos realistas, seguridad en tí mismo… Un cambio de punto de vista a la hora de afrontar cualquier aprendizaje. Con Javier te das cuenta que puedes aprender lo que quieras, simplificándolo y quitándole todo el peso al estudio. Creo que lo peor de una oposición es la ansiedad de querer avanzar rápido, y a la vez la culpabilidad de no hacer nunca lo suficiente (tanto si es porque eres un desastre total estudiando o porque aún siendo muy responsable la exigencia es siempre demasiado alta).